miércoles, 8 de mayo de 2013

Las metáfora nocturnas

Construyendo el castillo

El alma temblaba sollozando palabras, expresando inquietudes sin respuestas; existía una especie de tormenta en aquel ente que contenía incertidumbre en una nebulosa mente.
El espacio contenía lo necesario para vivir al día, sin pensar en el mañana o en los siguientes segundos del futuro; al fin y al cabo la vida no era más que ese instante.
¿Cómo poder concentrarse? ¿Cómo poder equilibrarse en medio de tres conjugaciones gramaticales de un tiempo instantáneo? 
Por la tarde pensaba que la vida era construir castillos, los sueños derivaban de la idea de cuentos mágicos y castillos gigantes, pero para eso no se debían de hacer paredes de arena, sino cimientos seguros, pero entre más hermoso y grande fuese el castillo, muchos más batallones enemigos vendrían a tratar de destruirlo. La vida era un castillo, el sueño era un castillo...Un castillo que tendría que volverse cada vez más sólido y fuerte con el tiempo y eso sólo sería un trabajo duro de lograr...y entonces vendría el clásico pensamiento alemán "Leben ist arbeit"(Vivir es trabajar).
El corazón era como la caída de la bicicleta, perdía la conciencia, la recuperaba, se levantaba, caminaba y seguía su camino. Las grietas eran los curitas en la heridas y moretones, nada que no se pudiera normalizar en unos cuantos días, aún no estaba totalmente roto.
Y entonces estaban las sombras, las fotos, los recuerdos y un par de añoranzas confusas. 
El amor estaba idealizado, era una idea perfeccionista y tal vez irreal...El romanticismo, "Sturm und Drang" estaba más que presente. La corriente del pensamiento era totalmente old fashion.
La confusión de ideas era palpante, no existía la palabra "concreto" sólo había divagación...
Lo pensaba, lo analizaba y pocos segundos después todo se desvanecía como la niebla, estaba por doquier; aquí y allá y sobre todo alrededor de su castillo.
¿Qué esperaba? ¿Cómo funcionaban en ese momento las relaciones humanas? La multiculturalidad sobrepasaba las barreras de los muros que de por sí ya existían.
Venía aquí la palabra "Ausreden", las excusas aparecían en medio de un juego "Verstecken". Estábamos jugando a las escondidas y yo era la única que no quería esconderse. El problema radicaba en querer mostrar el alma tal y cómo era. Hacer una transparencia con uso de reflector. Era un alma de doble filo, un arma poca usada en el planeta. La gente vivía como siempre de apariencias, todo estaba controlado, todo parecía perfecto, llegábamos al punto de la deshumanización.

Der Wanderer über dem Nebelmeer (1818)
Caspar David Friedrich










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