domingo, 15 de noviembre de 2015

Desnuda



El panorama era gris con polvo, se distinguían pocos colores, veía una ciudad derrumbada como si hubiera sucedido un terremoto.
El edificio era gris, al parecer aún en construcción.
Yo estaba allí, había más gente pero no recuerdo quiénes eran.
Veía a P saltar, estaba desnuda. Su delgada, fina y pequenia figura caía lentamente desde lo alto de aquel edificio. Ella abría los brazos como si tuviera alas. Su mirada estaba fijamente concentrada en el suelo, no pestanieaba, su resplandor afirmaba que no tenía duda alguna de haber saltado.
Azotaba en el suelo! Veía mucha sangre y ella estaba muerta.
No recuerdo si el suenio me despertó en la madrugada o sí abracé inmediatamente a Sebastian.
Al día siguiente, o par de días después, me encontré en un Café de Stuttgart con Lucian, mi amigo de Rumania; en Schlossplatz. Le conté mi suenio sobre P y me dijo su lista de supersticciones. Me aseguró que cuando alguien suenia con la muerte de otra persona, es porque esa persona va a cambiar o iniciará una nueva etapa en su vida.
Ese suenio pasó hace tres o cuatro meses atrás, también se lo conté a P y sólo mencionó que porque soniaba esas cosas.
Antier tomé un café espontáneo con ella en Planie sobre Charlottenplatz, después que Dani el periodista me canceló una hora antes nuestro encuentro y en el transcurso en que el Deutsche Bahn me puso los nervios de punta, la llamé para encontrarnos después de sus vacaciones en Italia.
Me contó lo maravillosa que había sido su estancia en Benedickt con su nuevo novio, su sonrisa era resplandeciente; estaba enamorada. Tal vez como yo hace unos meses con Ben. 
Su vida había girado 360 grados, los planes cambiaron, el sistema alemán de planes no alineaba con nosotras, al fin y al cabo P venía de Roma y yo de México, nada que ver con la precisión del tiempo alemán.
Había entendido perfectamente el suenio, lo venía analizando en el S-Bahn, existen cosas que no puedo revelar, pero el suenio era preciso.
Ella estaba desnuda y era libre. Se había liberado de ciertos tormentos, abría las alas como una avey se estaba soltando de aquel pasadoque la había mantenido tantos anios en la nada y el vacío.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Helmut Schmid

Los días han estado muy agitados, teniendo en cuenta que el trabajo en la clínica y los turnos han estado un poco intensos.
Estaba haciendo mi trabajo, cuando uno de los pacientes; muy simpático y al cual le gusta hablar siempre en inglés conmigo, veía las noticias y me contaba que Helmut Schmid había muerto.


 
Me gusta la historia de Alemania pero no tenía la menor idea de quién era ese hombre.
Resulto ser uno de los hombres políticos con más influencia en el país germano. ¡Paradojas de la vida!
Helmut Schmidt murió el 11 de Noviembre de 2015 con 96 años de edad. Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial, Schmidt era una de las mentes más brillantes de Alemania. Fue Canciller alemán en los años 70´s. Periodista renombrado e importante del Periódico "Die Zeit" (El Tiempo).



Adicto al cigarrillo, su presencia se manifestaba con el humo de su tabaco y sus opiniones eruditas.


 


Su sabiduría  e intuición política marcaron una historia importante para Alemania y Europa. El hombre era un intelectual con principios fijos y una personlidad que tocaba muchos lados humanistas. Era un hombre respetable. Tal vez nunca llego a ser querido pero era respetado.







 Trabajó como coeditor en el semanario "Die Zeit" y publicó numerosos libros.





El hombre me tuvo impresionada aquel día, las noticias no paraban de hablar sobre su biografía y todos los aconteciemientos en torno a su muerte. Cuando llegué a casa empecé a leer notas y reportajes online en Deutsche Welle, El País, Stern, Spiegel... su historia era demasiado interesante.


Al día siguiente sabía que iba a ser la nota principal de todos los periódicos y antes de tomar el Sbahn en Leonberg hacia Feuerbach, entré al quiosco del Bahnhof y compré dos suplementos del Die Zeit, que por supuesto tenía publicaciones importantes para su entrañable periodista. Un día más tarde adquirí una edición especial de la Revista Stern.


domingo, 1 de noviembre de 2015

La pesadilla



Sebastian y yo estábamos en la carretera en el BMW, enmedio del bosque y la oscuridad. Él manejaba ganz normal, yo iba a su lado como usualmente lo hacía. Un fuerte freno me sobresalto, había una chica frente a nosotros como una película de terror.  Gire la cabeza y volteé hacia atrás y ella apareció rápidamente afuera de la ventana trasera del auto. Vestía el pantalón floreado, el suéter beige de Zara y llevaba tal vez las calcetas viejas de Sebastian. Era yo tal y como vestía el día del hospital en Pforzheim.