sábado, 18 de mayo de 2013

Existencialismo

¿Qué estaba pasando? ¿Cómo funcionaba la mente? Las ideas y reflexiones estaban allí y sin embargo había confusión...¿Cómo hacer lo correcto cuando tu cabeza te dice qué estás haciendo lo incorrecto? Porque lo sabes, lo analizas pero es tan difícil llevarlo a la práctica. En qué variaba esa inseguridad enfocada a un algo "inexistente"...¿Cómo giraba el mundo? ¿En qué momento se detenía para saber lo indicado? 
Pensaba en él pero él no pensaba en mí lo suficiente, o por lo menos no lo suficiente para mí, Miriam dijo una vez en el café Etruska: -Tienes que encontrar a un hombre que te quiera más que tú a él, porque así el estará temeroso de perderte y será cauteloso- Sabiduría de una mujer con hagallas. Se tenían que dejar los cuentos de hadas, las promesas, las ilusiones. El amor era un negocio, y en un país de primer mundo era más que un negocio rentable, cuestión de intereses, seguridad y estabilidad.
La idea la había tenido Erich Fromm en "El Arte de Amar", pasó también por Ovidio y Espinoza, transcurrió en algunos textos de Marx y concurrió en el final de los versos de Werther con Goethe. Y a pesar de todo ninguno de ellos y mucho menos yo, teníamos la idea humana del contexto del amor...

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