jueves, 16 de mayo de 2013

El aleteo de la mariposa (Primera parte)


"No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando),ya te dije que el mundo es incontable" Mario Benedetti

No hay nada como la primera vez..

Octubre 2011

"Cuándo el avión que tomé en Madrid apareció en Frankfurt aterrizando, lo primero que vi fue una mariposa blanca cerca...muy cerca de mí. Volaba fuera de mi ventanilla y yo sonreía ante dicha bienvenida. No pude evitar pensar que estaba en el lugar adecuado y que mi mariposa eterna estaba siempre conmigo.
Poco a poco sentí como iba palpitando mi sueño y que después de tantas horas sentada en un avión a mas de mil pies de altura, iba a por fin a tocar el sueño alemán.
El estrés aún no llegaba a mí, estaba disfrutando cada instante. Entonces el avión aterrizó, todos se preparaban para bajar y yo estaba más que ansiosa.



Al salir del avión escuché un "Guten Tag!" de uno de los empleados del aeropuerto y respondí con una sonrisa lo mismo. Ya todo era en alemán, mi idioma preferido y yo miraba cautelosamente todo lo que había allí. 
¡Ya estaba en Alemania! No sabía a que puerta ir, ni tampoco sabía sí tenía que pasar de nuevo por la aduana como en España, yo sólo seguía a los pasajeros que identificaba que también habían estado en mi vuelo. Salí a la sala para recoger mis maleta que tardaron más de cinco minutos en llegar.
Estaba totalmente demacrada y pensar que así iba a ver a Dani ya ni siquiera me preocupaba, lo único que quería era tomar una Coca Cola y relajarme porque aún me sentía un poco mareada por el avión. Ah! y por supuesto tenía unas ganas inmensas de fumar, pero sobre todo de ver a Dani.
No recuerdo que paso y me acerqué a un señor negro en el aeropuerto para preguntarle en inglés cómo podía tomar un tren o algún bus que me llevase al centro de Frankfurt. Él muy amable me dijo que subiera con él al cochesito que manejaba y él manejaría cerca de donde yo podía intercambiar de terminal.
Obviamente le pregunté el costo pero no me cobró nada y ese pequeño tramo me ayudo a descansar un poco de mis pesadas maletas.
Tomé el bus gratuito para ir a la terminal 1 y llamar desde allá a Dani, creo que me gasté más de 3 euros porque cada minuto valía 1 euro.
Cuándo escuché su voz sonreí aún más -Hey honey blablabla- Sí yo era su miel y todo lo que él quisiera y lo escuché feliz cuando supo que era yo, lo tuve que llamar más de una vez porque no entendía lo que tenía que hacer para llegar al lugar que el me citaba para comer juntos.
Le pedí ayuda a un chico del aeropuerto para que hablara con él y él me explicara y anotara las direcciones en mi libreta.
El chico me explicó y me llevó hasta el subterráneo y me dijo que debía bajarme en la quinta estación.
Sabía que todo era pagar en maquinitas, entonces me acerqué a una y afortunadamente para mí, un señor e alrededor 40 o 45 años estaba igual de confundido que yo frente al aparato. Era español, no hablaba nada inglés o alemán, se dedicaba al negocio de transportes y por eso estaba en Frankfurt. Al fin y al cabo compramos el boleto y abordamos el tren.
El mapa del metro lucía muy grande y lo único que entendía era Flughafen (Aeropuerto), por lo que le pregunté a una chica fashion sentada a nuestro lado, ¿cuántas estaciones necesitábamos para bajar?. El español parecía tranquilo y seguro.
La chica se dirigía a la ciudad por shopping y yo estaba cada vez más cerca de Dani.
Bajé el tren y la chica me señaló por donde podía salir a la plaza del mercado. El español recibió una llamada de su esposa y él muy graciosamente le contaba como una chica mexicana estaba con él y venía a ver al novio, entonces mi cabeza imaginaba que Dani era mi novio y suspiré y sonreí picaramente.
El español tomó su camino y yo el mío, no veía a Dani por ningún lado y comencé a estresarme poco a poco como de costumbre. Ya no quería arrastrar mis pesadas maletas y me dijirí a una cabina telefónica para volver a marcar.
No tuve que usarlo porque el caballero más guapo del mundo apareció detrás de mí, en la puerta del teléfono. Dani estaba allí, con su despampanante traje de hombre de negocios, realmente alto y con el sol resaltando sus cabellos rubios. Su sonrisa perfecta y sus ojos mirándome y yo preparada para abrazarlo y dar un suspiro de alivio...
Había mucha gente en la calle pero de nuevo volvimos a congelarlo todo y ser solamente él y yo y un mundo detenido por segundos.
No recuerdo las preguntas exactas que me hizo, pero seguramente algo así ¿cómo estuvo tu vuelo? ¿cómo estás?... mi estrés empezaba a notarse y le dije que sólo quería sentarme y tomar una copa porque estaba un poco mareada. Me ayudo con mi gigante maleta siempre como un caballero y yo enamorada de él.


Definitivamente notó mi estrés, tal vez porque su efecto actuaba en mí, ahora pienso que exageré y debí tomármelo con calma, pero él me ponía demasiado nerviosa.

Me preguntó que si tenía hambre, que qué prefería hacer, le dije que sólo quería sentarme y fumar.
Llegamos a un restaurante llamado Madero, deseaba fumar desesperadamente, la mesera no venía y yo no encontrba mi encendedor; tú te levantaste a pedir y a conseguirme unos cerillos, pero cuando volviste yo ya había encendido mi cigarrillo por mi desesperación.
Los dos sentados en la mesa con todo mi desorden y entonces comencé a darte todos los regalos que tenía para ti. Una botella de mezcal, un ajedrez, dulces de coco y una muñequita mexicana para tu hermana Angie.
Me lo agradeciste y me explicaste que el regalo envuelto era para mi perra y me dio mucha gracia. En el teléfono ya había tomado mi flor roja de mazapan que me habías brindado.
También te di una postal con un poema de Nezahualcoyotl en inglés y español.
Luego recibiste una llamada y yo seguía sin poder comunicarme con Marco, no contestaba ninguno de sus números y empezaba a estresarme más y me daba miedo.
Y ahí fue el problema porque tú me dijiste que si algo pasaba tú fueras mi última opción. Te tuviste que ir, decidí fumar otro cigarrillo y buscar un Startbucks para conectar mi computadora, hasta que me di cuenta que las malditas conexiones eran diferentes. Me estresaba tener que cargar de nuevo todo mi equipaje porque realmente era demasiado pesado. 
Necesitaba regresar al aeropuerto para ver si Marco llegaba por mí al Mc Donalds como habíamos quedado. Realmente estaba muy alterada y enojada contigo. Pregunté a un taxi cuánto me cobraba para ir al aeropuerto de vuelta y me dijo que 25 euros, era más de lo que esperaba.
Caminé enojada a buscar un nuevo tren de regreso, estaba muy cansa y con sueño; el tren estaba lleno; era lento y yo confundida. Había tardado en venir y yo no entendía lo que sucedía, la gente subía y bajaba del tren y yo estaba sentada sobre mi equipaje a punto de llorar y pensando tomar el primer vuelo de regreso a México. Me estaba llevando la chingada..."

PS. Tras un tiempo viviendo en Alemania y conociendo un poco más de la cultura germana, veo este escrito como la niña que era en ese tiempo, una de mis otras yo, el capullo que acaba de salir al mundo y aquella que no conocía el comportamiento germánico. Sólo puedo decir y aceptar mi exageración y pensar que Daniel siempre ha sido un caballero. 








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