Para Roberta...
La alarma sonó a las 7am, mi cuerpo estaba dormido en el sofá del apartamento de Florian donde había vivido en Marzo. Estaba sentada en el Mc Donalds de la misma calle del flat, Reutligen Strasse 66; Tübingen amanecía lluvioso.
Mi posición se hallaba frente a una de las ventanas de la avenida principal, el lugar estaba casi vacío. Los autos se mantenían en un ligeros congestionamiento vehicular y el día daba para un cielo largamente nublado.
Y entonces pensaba de nuevo en ti, en la carta y en todo aquello que nos mantenía en la cercanía. Era como la vez pasada en Esslingen, mientras tomaba una cerveza en Dick esperado a Julia. Pensaba en ti y te extrañaba.
Como lo decía en aquellas letras...las niñas que éramos en la Universidad habían quedado atrás, ya habíamos pasado esos procesos de ser otras y otras, estábamos en la punta de la escalera que nos llevaría aún más arriba.
Ya no existían los días de ir a desayunar suizos o los deliciosos tacos de la UVM, no había "La fogata" "El Dash" o "El Seven", ya nisiquiera las chelas costaban 10 pesos en ningún lugar del mundo. Aquí la chela más barata que encontré ua vez fue de 1.50 Euros, el lugar era espantoso. Un club underground bajo los apartamentos de un asilo juvenil. Había sido también aquí e Tübingen cuando me reuní por primera vez con aquel peruano que parecía primitivo; era muy feo.
Bajaríamos al bar, un túnel de freakies y algunos hombres mayores. Había un teporocho, ¿a qué no sabes de dónde era?. Efectivamente...era mexicano. El tipo hablabla muy bien alemán pero se dedicaba a recolectar botellas de plástico en las calles para ir al supermecado, meterlas en las maquinitas de reciclaje que te devuelven el dinero del impuesto. Estaba fresquecita, tenía alrededor de un mes en Alemania; era como si acabara de salir al mundo; la tortuga se había perdido el caparazón. A la mañana siguiente que bajaba las escaleras del edificio, el teporocho mexicano yacía al final de la escalera, durmiendo, roncando y apestado a alcohol.
Bueno, pero el punto era que la cerveza era barata allí. Ahora estábamos en otros lugares y no más en la Ciudad de México pero aún tenías el Bellini de tu pueblo.
La lluvia se ha detenido, espero que siga así porque no tengo paraguas para cubrirme. Pensaba en esos tiempos donde las preocupaciones no existían. La angustia era tal vez soportar las cuatro horas de Carlota o la agotada clase de Pámanes los lunes por la mañana; el peor horario del mundo.
Ayer estaba en la biblioteca estatal de Tübigen, buscando información de mi tema de tesis; todo en alemán claramente, parecía ratón teto de biblioteca, estuve metida allí todo el día y hoy también me espera una jornada igual, sólo estoy esperando a que la abran. Pero me sentía de nuevo en la Universidad al verme rodeada de jóvenes que iban a estudiar y pensé cómo nosotras nunca hacíamos eso. No recuerdo alguna vez extremadamente matada que nos haya conducido a la Biblioteca. Nuestra vida universitaria había sido light o nosotras la concebimos así.
Desayunos en Sambors, algún cafecillo alrededor, unos cuátos cigarrillos o simplemente una ida de "pinta" a la cafetería de Paty. Esos tiempos ya habían quedado atrás
Después de escribir la primera parte de este pensamiento, salí del Mc Donalds, tomé el bus sin pagar y me dirijí al centro. Había hecho una reunión con una chica de Cánada por Couchsurfing. Llegué mucho antes de lo planeado y la lluvia se soltó sin parar, no había guardado mi paragüas y traía la pequeña maleta arrastrando. Me senté en el paradero del Neckarbrücke a esperarla y de sorpresa cuando llegó también estaba una chica más de Alemania. La plática fue muy sencilla, una hora sentadas en un café, la chica alemana era totalmente alemana, es un concepto que aún no puedo explicar porque eso lo vives cuando estás aquí y te das cuenta de las actitudes y personalidades de una sociedad como la alemana. No sé como se llamaba, pero su forma de hablar expresaba que era un mujer lineal, carente de aventuras, recta; no me interesé más. La canadiense parecía identificarse con ella. Crucé pocas palabras en la conversación y después nos despedimos y yo tomé mi camino hacia la Biblioteca Estatal.
Aquí estoy justo ahora, "jetzt gerade"; leyendo libros en alemán para mi tesis interminable. Pienso en ti y en todo lo que te quiero contar y hoy he empezado a hacerlo por medio de este escrito detallado. Aquí los amigos son diferentes, no es tan fácil cachar algo completamente transparente y no lo digo porque sea malo o porque tenga malos amigos, al contrario; solamente es cuestión de diferencias culturales. Tal vez a ti no te costaría trabajo adecuarte porque eres un cuadrado; sólo bromeo.
Me encantaría que tus ojos vieran lo que veo, lo que siento, me gustaría compartir estos viajes y experiencias contigo. Desde la vez del puente de París o la cerveza y la llamada de Frankfurt, o esas llamadas casuales que te hago y que me bajan 5 o 7 euros en mi handy. No me importaría gastar lo que fuera para decirte que te extraño, te quiero y pienso en ti. Te amo amiga del alma.
Con amor
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