"Existe el destino, la fatalidad y el azar; lo imprevisible y, por otro lado, lo que ya está determinado. Entonces como hay azar y como hay destino, filosofemos".
Séneca
Las paradojas de la vida eran totalmente increíbles, el destino era mágicamente correcto y puntual. La lluvia había invadido los últimos días a Alemania, por lo menos a Nagold y el área de Stuttgart.
Sábado 1 de Junio del 2013, un nuevo mes empieza rompiendo paradigmas que invadían mi intranquila cabeza de tanto pensar en "la cosa", no era un problema; sólo así él la había llamado. Volvíamos al "él", volvíamos a esconder los nombres.
Entendía que el destino era completamente sabio y su exactitud era invocada en el momento preciso. La lluvia caía alrededor y el clima me alentaba a permanecer encerrada en mi cuarto pero salí.
Caminé bajo el pavimento mojado, el cielo nublado de Nagold y la niebla se veía rodeando el castillo, aún así la ciudad se seguía viendo hermosa desde el panorama de las ventanas de la casa. Bajé hacia la estación de bus, caminé dentro del túnel con graffitis, crucé la calle que lleva hacia al río, miré el río, sentí su brisa, tomé una fotografía, saqué dinero del banco, fumé un cigarrillo, espere el bus para Herrenberg, pagué casi 10 euros, tomé el S-Bahn, llegué a Stuttgart, salí a König Strasse, hice un poco de shopping, me perdí para regresar al Subway de Stadmitte, pregunté a un turco, un italiano trató de ligarme mientras caminaba rápidamente, Julia me llamó, bajé la escalera eléctrica y me reuní con Sam, Julia y Artha. Tomamos el S-Bahn y en Feuersee el destino empezaría a jalar sus títeres.
Feuersee, no Stadtmitte, no el centro, no el Schlossplatz, Feuersee una estación de metro cualquiera, un restaurante apto para ver el fútbol pero habiendo tantos restaurantes en Stuttgart como era posible que el destino nos volvería a juntar de esta manera.
Hablábamos del destino, nos burlábamos que tal vez hoy nos juntaría de nuevo, era un sarcasmo y tal vez ninguno de los dos lo tomaba en serio. El último mes me había desgastado pensando en estupideces acerca de él. Yo estaba equivocada, era mi problema, era mi drama. Lo afirmo como mujer inteligente y fuerte que soy, afronto mi culpabilidad, la gente lastima hasta donde tú lo permites, no es que me haya lastimado es sólo que yo me había creado falsas ilusiones. No lo culpo, mi carácter a veces es un poco infantil, soy acelerada y a veces sólo me dejo llevar, pero ya estaba preparada con mi río metafórico, la corriente lo llevaba lejos del punto donde yo aventé "la cosa".
Soy mujer, soy complicada, es mi naturaleza estar loca; simplemente estaba abriéndome demasiado a dicha ilusión. ¿Pero que pensarías? Comer en su casa, ser presentada con la familia, dormir juntos, no tener sexo; "hacer el amor", un blablabla de cosas que se malentienden de algo que no es más que diversión. Error femenino de crear ciertas expectativas antes de algo sólido, no vuelve a pasar. La cuestión no estaba en dejar de esperar algo de los demás sino de tener expectativas antes de.
Stuttgart VS Bayern, 3-2, Sven Ülreich deshecho en la cancha, emoción en el último momento, la afición llenaba el Pub, no un Pub pequeño, era un lugar grande y no con poca gente, totalmente lleno por el partido y entonces ¿Porqué no? La misma mesa. ¡Increïble!
Un cigarrillo hacía el análisis, afrontaba mis culpas pero había palabras que incitaban a mi confusión: "No importa dónde estés, siempre te encontraré aunque sea el otro lado del mundo", "No es sexo, es hacer el amor"...daba igual, había respirado y estaba terminado. La incertidumbre en este tema estaba terminada. Kaputt! Aber egal!
Estaba enojada, él se pararía hacia el baño, Artha gritaría su nombre en su regreso y entonces el tendría una reacción de sorpresa y preguntaría desde a que hora estábamos allí, se sentaría tranquilamente junto a ella y yo le diría Julia que fuéramos a fumar.
El resto no importa, la paradoja fue que lo fotografíe sin saber que era él, estábamos en el mismo espacio y en el mismo momento donde el mundo sería pequeño y el destino exacto para terminar lo que teníamos que en realidad sólo era una cosa y nada más. Pedí otro trago de cerveza, pagué la cuenta con la tarjeta, nada había pasado allí, me veía triste pero no podía llorar, no tuve porqué.
Tequila tras tequila, un Havana Club haciéndome sentir como en casa con la música, bailaba, respiraba y disfrutaba la noche. Haríamos parada en la disco donde conocimos a Sam en noviembre. Estaba lleno, estaba harta, me salí sin despedir; caminé al Mc Donalds, él tenía razón Mc Donalds siempre era para los malos momentos, mi celular no tenía pila, iría a tomar el S.Bahn hacia Herrenberg, pagaría 35 euros de taxi, volvería a casa esperando algo más, moriría de sueño y terminaría soñando con mamá. Me levantaría a las 12 del día, vería que había Sol y la lluvia se había terminado, iría a la ciudad con los niños, tomaríamos un helado y terminaríamos en el Beach Bar de la amiga de Saskia. Regresaría a mi habitación y seguiría pensando, pero ya todo estaba bien aunque las bombas seguían explotando, pero más bien yo era la que había explotado después de la caída de la bici, lo cuál el no vería en ningún instante con mis moretones en el rostro.
Y pensaría que el problema estaba en mí, pero era parte del proceso del capullo para convertirse en mariposa, había saltado al mundo para aprender a volar, no lo manejaba al cien por ciento, era humana, tenía errores, tenía aciertos, aprendía, experimentaba y me volvía loca pero jamás olvidaría el fin de mi sueño, lo que había venido a hacer acá y lo que por mi visualización y amor a mis creencias mágicas seguiría consiguiendo a pesar de la soledad que podría sentir al hallarme tan lejos de casa y la existencialidad que siempre se había apoderado de mí. Aceptaba los retos, me tragaba los enojos pero mi fortaleza crecía sin parar y me volvía parte de la vida que el destino y mi ser marcaban sobre el camino que seguía.
No estaba triste, no podía estar triste; sólo me estaba encontrando a mí misma y el proceso era duro. La vida no era más drama; simplemente era magia...Fertig!